Sonidos del Universo

Este es un tema más que complicado. El sonido necesita de un medio material para propagarse y en el vacío espacial no hay nada a lo que pueda ‘agarrarse’. Por este motivo, casi todas las películas del género –excepto 2001: una Odisea del espacio– cometen el error de brindarnos explosiones y potentes rugidos de los motores de hiperpropulsión.

Sonidos del Universo
Sonidos del Universo

Tampoco es que el silencio no reina en todo el universo. La sonda Huygens, que se lanzó el 14 de enero de 2005 hacia a superficie de Titan –el satélite de Saturno- llevaba un par de diminutos micrófonos. Titán es un lugar bastante ruidoso, los micrófonos de la sonda grabaron el ruido del viento a los largo de dos horas y media que duró el descenso.

Ésta no es la primera vez que enviamos un micrófono a otro planeta. En 1999, la NASA quiso hacer realidad el que sería el último sueño del astrofísico y divulgador Carl Saan, que no era otro que grabar los sonidos de la superficie marciana. Con ese fin, instalaron un micrófono en la ‘Mars Polar Lander’ pero diez minutos antes del amartizaje se perdió el contacto con la sonda. Nadie pensó en colocar de micrófonos a la misión Apolo 11, salvo los necesarios para que Neil Armstrong pudiera pronunciar su famosa frase.

La velocidad del sonido es diferente en cada planeta, y depende tanto de la composición de la atmósfera como de su temperatura. En la Tierra, el sonido se propaga a 340 metros por segundo en condiciones normales. Ésto quiere decir que si un rayo golpea el suelo a 10 kilómetros de nosotros, lo escucharemos 29 segundos después. En la superficie marciana tardaríamos 44 segundos en oírlo, ya que el sonido se propaga un 30 por ciento más despacio. En Venus, cuya atmósfera es mucho más densa, escucharíamos el trueno 24 segundos después de ver e rayo. Y en Júpiter y Saturno, en solo 12 y 13 segundos, respectivamente.

Si quisiéramos hablar en Marte, sería bastante complicado, el grito más potente quedaría reducido a un leve susurro debido a su baja densidad atmosférica. La situación en Venus sería totalmente distinta. Con una presión atmosférica 90 veces superior a la terrestre el casi imperceptible murmullo de una biblioteca se convertiría en el ruido de fondo de una oficina.

Después de analizar 10 años de datos sísmicos, el grupo de investigación liderado por Kiwamu Nishida, un geofísico de la Universidad de Tokio, ha encontrado unas vibraciones ineludibles que recorren la baja atmósfera y provocan unas débiles ondas sísmicas dentro de la Tierra ‘que hacen cantar como un canario’.

Luego de siglos de descubrimientos, los científicos le han dado la razón a Platón quien afirmaba que los planetas se movían sobre unas esferas que emitían una música continua. Las galaxias se distribuyen como la materia de una esponja, dejando inmensos vacíos entre unas y otras. En 22 el astrofísico Jaan Einasto, del Observatorio Tartu en Toravere (Estonia) descubrió que galaxias y vacíos se repiten cada 390 millones de años  luz y dan lugar a una estructura celular. El universo primitivo estaba lleno de ondas sonoras que comprimían y rarificaban la materia y a luz del mismo modo que sucede con el aire dentro de una flauta o una trompeta.

Esta peculiar rama de la astrofísica moderna se conoce con el nombre de astrosismología. En la década de 1960 los telescopios solares revelaron que su superficie está recorrida por ondas acústicas parecidas a las de los terremotos y estas vibraciones están relacionadas con las reacciones súper energéticas que tienen lugar en el interior de la estrella.

En 2006 un grupo de investigación formado por astrofísicos del Observatorio Steward de la Universidad de Arizona, la Universidad Hebrea y el Instituto Max Planck de Potsdam (Alemania) descubrió que el sonido es el motor de las explosiones de supernova.

Los cálculos indican que las estrellas moribundas pulsan frecuencias sonoras audibles durante una fracción de segundo antes de reventar.

Fuente: Jpl
Solar Center
Imagen: elespacioinmenso.blogspot.com

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