Curiosidades lingüísticas XVI – El estilo

Buenas noches, hoy no puedo empezar a escribir diciendo buenas tardes porque me he retrasado en la publicación de esta nueva entrega de las Curiosidades Lingüísticas, pero al fin he podido dedicarme un momento a esto. Hoy tenemos el capítulo número dieciséis de nuestra sección particular de curiosidades de la lengua, serie de artículos que espero que la gente esté siguiendo, más que nada para no sentir como si estuviese escribiendo para los que no me leen sobre todo, como Vicente Aleixandre. En fin, confío en vuestra curiosidad y en que me sigan cada jueves. Voy a dar comienzo al tema de esta semana.

El tema que he escogido para esta semana viene desde hace tan sólo dos días, cuando en clase de literatura la profesora, magnífica, entre otras cosas, reveló la etimología de algo que yo nunca hubiese identificado con el mismo término. Me refiero, como digo en el título, al estilo. El estilo entendido como estilo literario, no me refiero al estilo de vestir ni de ningún otro aspecto semejante.

El estilo literario es, como todos saben, la forma de escribir que tiene cada escritor. De ahí es de donde surgen los grandes escritores, de mejores o de peores estilos, de innovaciones y caracterizaciones propias en su particular forma de dar cuerpo a la literatura. Bien, pues esa palabra viene dada por un objeto antiguo que se utilizaba para escribir en época medieval: el stilus o stylus, que en latín significa punzón. Este punzón era el que utilizaban para rasgar los pergaminos, para picar la madera y tallarla, quedando así las letras que daban fruto a la literatura (etimología también interesante, que trataré en otro momento). Esas letras escritas con un stilus o, ya puestos, con un estilo sobre las tablas enceradas, tenían, según quién las hubiese escrito, según la fuerza que se hubiese aplicado, según la forma que tuviera el que escribiera de coger el punzón, unos rasgos que caracterizaban al autor, y no eran rasgos literarios, sino formales, rasgos presentes en los trazos, en los rasguños de la tabla.

Pues bien, lo que hoy conocemos por estilo literario es el producto de aquella forma de escritura, y de cómo ha ido evolucionando la forma de escribir, en cuanto material, de los escritores desde aquel tiempo a esta parte. Por tanto, el estilo literario es el que tenían los escritos en cuanto a rasgos físicos, es decir, los tipos de rasguños, las formas de las letras, si más cuadradas o más redondeadas, si más anchas, si más largas, si más grandes o más pequeñas: todo eso era el estilo, y era la forma de escribir de cada persona, que hoy tanto identificamos con la atribución de un lenguaje más o menos culto, a cometer más o menos faltas de ortografía, a describir o narrar de un modo peculiar, a añadir trasfondos psicológicos o filosóficos a los personajes, entre otras cosas, lo cual también es el estilo literario.

De ahí se deduce que el estilo literario viene dado por la forma de escribir que se tenía en época medieval, una forma que se ha ido modificando a medida que el tiempo ha pasado, pero que aún hoy se conserva: la gente que escribe en plumas estilográficas, por ejemplo —palabra que también viene del mismo étimo—, tienen una forma de trazar las letras diferente a la de los que escriben con bolígrafo, etc.

Hasta aquí el tema de esta semana. Espero que les haya resultado curioso, que les haya gustado, y que vuelvan dentro de siete días a leer más sobre nuestra lengua.

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