Cupido y sus flechas

Si bien siempre nos dedicamos a temas que se encuentran relacionados a las ciencias y al estudio con sus curiosidades típicas, dado a que nos aproximamos a San Valentín cabe en esta oportunidad que hablemos del origen de la leyenda de Cupido.

Cupido
Cupido

Hay dos frases que todos hemos escuchado acerca del amor: el amor es ciego y el amor a primera vista. Ambas, pese a que hay muchos que insisten en desmentir, parece que son ciertas a través de los tiempos.

El amor a primera vista queda claramente simbolizado en la mitología junto a Eros (que en griego significa amor o deseo físico) o Cupido. Cupido fue visualizado como un niño alado y dispuesto a flechar a los futuros enamorados.
Cabe aclarar que Eros no aparece entre los dioses del Olimpo Homérico. El primero que da a conocer su leyenda es Hesiodo en el siglo VII aC. Hesiodo nació en Tespias, en Beocia, lugar donde se reunía culto a Eros. En su Teogonia, en donde se explica el origen de los dioses, Hesiodo categoriza a Eros en un lugar sumamente importante: primero existe el Caos y luego la Tierra, entonces aparece Eros que se encarga de organizar las cosas.
Gracias a su presencia se logra poner orden en la genealogía de los dioses. Eros tiene la capacidad para que el universo se convierta en un cosmos, en donde existe un orden y no una multitud de divinidades que no tienen conexión entre sí.

Platon, luego de 300 años, va a romper con esa imagen que se tenia de Eros como divinidad suprema. En su Banquete, cada uno con sus convidados habla maravillas de Eros hasta que llega el turno de Sócrates cuenta lo que le enseño una mujer acerca de Eros. Lo primero que dice es que Eros no era el dios más bello, ni el mas bueno y mucho menos el más dedicado ni todopoderoso, sino más bien se trataba de una divinidad intermedia, hijo de Penía (la pobreza, la necesidad, la indigencia) y de Poros (la salida, la solución fácil). En el mito inventado por Platón, Eros nació el mismo día en que se celebraba el banquete para festejar el nacimiento de Afrodita. A la puerta de esta fiesta llego para mendigar Penía y viendo que Poros salía ebrio de la reunión y se echo a dormir, Penía se acostó a dormir a su lado, tramando “hacerse un hijo de Poros”. Y de esta manera fue concebido Eros, como un producto de una carencia que busca satisfacerse a través de recursos que poco tienen que ver con el amor.

Platón dice de Eros (teniendo en cuenta que es hijo de Penía y Poros)

“es siempre pobre, dista mucho de ser delicado y bello, como cree la mayoría, sino que es duro y flaco, descalzo y sin hogar, echado al suelo en umbrales y caminos, compañero siempre inseparable de la indigencia, por tener la naturaleza de su madre, pero por otro lado, de acuerdo con la naturaleza de su padre, está al acecho de los bellos y de los buenos, es valiente, intrépido e impetuoso, cazador formidable que está siempre urdiendo alguna trama, ávido de conocimiento y fértil en recursos, toda la vida intentando filosofar, tremendo encantador, hechicero y sofista”.

La representación que adquiere Eros de un niño pícaro y travieso, acompañado con su arco y flecha, lo opuesto a lo que Platón vino a decirnos, se basa en cambio en un periodo alejandrino y más aun se encuentra relacionado a la época del Renacimiento. Eros aparece ahí armado en general junto a su arco que su forma representa el labio superior, esa doble imagen de labio y arma, que simboliza la dulzura del amor a su vez que la violencia.
En ocasiones Eros está representado con los ojos vendados, con lo cual se da a entender que tira sus flechas a ciegas y de ahí los malos entendidos o desastres que a veces provoca al unir a dos personas que por diferentes razones no deberían amarse. Por ejemplo, Romeo y Quieta.

Este texto contiene un fragmento de Banquete de Platón.
Imagen de Eros o Cupido.

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