Miedos

El miedo no es otra cosa que una emoción adaptativa que nos ayuda a hacer frente a los desafíos que se nos van presentando en nuestro entorno. Están relacionados con la conservación de nuestra vida.

Miedo
Miedo

En la sociedad actual, cada día son más las personas que pasan la frontera de ese miedo normal y empiezan a vivir en un estado de inquietud, tensión y temor crónico, y en muchos casos inmanejable.

Para la Organización Mundial de la Salud, se trata del problema psíquico más común en el mundo, una de cada cuatro personas se ve afectada.

El miedo cumple una función biológica esencial, esto pasa tanto en los humanos como en los animales superiores, es una respuesta de defensa del instinto de conservación. Este mecanismo nos pone en guardia ante el peligro. Provoca cambios fisiológicos inmediatos: aumenta el metabolismo celular, la presión arterial, la actividad cerebral y la coagulación sanguínea. Todas estas funciones no esenciales quedan suspendidas, la sangre fluye a las extremidades y el corazón bombea a gran velocidad para llevar hormonas a las células, en especial adrenalina. Los ojos se agrandan para mejorar la visión, las pupilas se dilatan para facilitar la entrada de la luz.

Los problemas comienzan cuando estas reacciones se vuelven desproporcionadas ante estímulos o situaciones cotidianas, escapando a todo control.
Son muchas las personas que en la actualidad viven en un estado de alteración, preocupación y aprensión continua.

Algunas personas sufren crisis de angustia o ataques de pánico. En forma sorpresiva e impredecible, el organismo actúa como si un riesgo real estuviera acechando, aunque no se pueda identificar ninguno.

Aunque los síntomas ceden en unos pocos minutos, estos episodios asustan y provocan “miedo al miedo”.

En algunos casos, aparece el miedo en forma irracional, en forma desmedida y desencadena una situación muy particular.

En el Transtorno Obsesivo Compulsivo (TOC), el rasgo distintivo es la presencia avasallante de pensamientos angustiantes y conductas repetitivas.

El Trastorno por Estrés Postraumático es el que por lo general padecen los sobrevivientes de abusos, accidentes graves o desastres naturales.

La biología corrobora hasta que punto el miedo es una emoción indispensable. Los científicos lo vinculan con la amígdala, un centro neural con forma de almendra que se encuentra en el sistema limbito, la parte más primitiva del cerebro.

Quienes sufren daños en esta zona pueden recordar la asociación entre determinados acontecimientos y estímulos negativos, pero no experimentan ningún efecto a nivel fisiológico. El miedo deja de actuar como señal de advertencia y se convierten en personas excesivamente expuestas al peligro.

En el año 1919, el psicólogo estadounidense John Watson postuló que se puede desarrollar miedo a cualquier cosa por simple asociación.
Watson fue el fundador del conductivismo, que afirma que los miedos humanos no están prefijados.

El miedo funcional, estratégico, pasa a ser enfermizo cuando se vuelve irracional, en su proporción o en su objeto. Cuando esta emoción altera la rutina normal y genera angustia se vuelve un trastorno de ansiedad.

Si estas patologías no son tratadas y diagnosticadas pueden generar como resultado un ser humano consciente de la irracionalidad de su miedo, pero al que le resulte muy difícil controlar él.

Los bueno es que debemos saber que todos estos miedos pueden ser tratados, tienen solución, ya que n son el producto de un hecho del mundo exterior sino de un transtorno mental que depende de la estructura de pensamiento del sujeto que los sufre.

Las manifestaciones de transtornos de ansiedad son similares en todo el mundo. Por eso es evidente que existe una predisposición genética general inherente al ser humano.
Este mismo factor hace que algunas personas tengan más probabilidades de ser victimas de los temores enfermizos.

Otra característica del miedo es que puede ser incorporado a través de la experiencia. Eso explica el motivo por el cual las personas ansiosas siempre están atentas a las posibles señales de alarma.

El miedo también se puede copiar. Como ejemplo clásico podemos mencionar a los padres que trasmiten sus miedos a los hijos.

Parece que los seres humanos vamos adquiriendo nuestros miedos a través de una combinación de factores genéticos, neuroquimicos, sociales y de historia psicología y una vez interiorizados pasan a formar parte de nuestro esquema mental. Saber convivir inteligentemente con ellos puede cuidarnos de los peligros que nos han protegido desde siempre.

Imagen del miedo

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