Crímenes y locuras de Nerón

Para calmar los remordimientos que lo atormentaban a lo largo de su vida, Nerón se entregó a los más disparatados excesos. Tenía la particularidad de dar representaciones teatrales en donde el mismo se representaba, y le daba placer competir por premio de poesía y de música con jóvenes artistas y poetas de Roma. Con tal efecto estableció un cuerpo de cinco mil caballeros para aplaudirlo cuando cantaba delante del pueblo. Pero ésta es solo una de sus excentricidades, te seguiremos contando más en el siguiente artículo.

Nerón
Nerón

Todas las locuras que realizaba en su vida no hicieron más que agotar el tesoro público y para seguir recaudando dinero recurrió a las prisiones y confiscaciones. Apresuró la muerte de su tía Domicia para poder quedarse con sus bienes, envenenó a Burrho y desterró a Séneca, ya que ambos condenaban y hacían públicos los excesos por él cometidos. También se encargó de repudiar a su mujer Octavia y le dio toda su confianza al infame Tigelino, a quien nombró preacto del pretorio.

Desde este momento cometió cada día nuevos asesinatos y nuevas injusticias. Arruinaba las provincias y despojan a los templos de los dioses, pero el pueblo, contento porque recibía grandes distribuciones de vino y carne y porque disfrutaban de los juegos más esplendidos, ofrecía al cielo acciones de gracias cuando sospechaban que la crueldad del emperador había realizado un nuevo sacrificio.

Los senadores por más que estuvieran en contra se inclinaban ante sus pies por las dudas no fueran a correr igual suerte que los asesinados. O como le paso al pobre de Traseas, que como tuvo el valor de manifestar su indignación por las cosas que veía fue enviado a un verdadero suplicio por el resto de su vida.

Incendio de Roma:

Como Nerón no se encontraba del todo contento con los antiguos edificios, y por la pequeñez e irregularidad de las calles de Roma, decidió una mañana que se levantó de mal ánimo prender fuego la ciudad. Lo hizo de una manera pública y sin que ésto le provocará el menor de los remordimientos. El incendio duró seis días y siete noches. Lo peor de todo que a él le encantaba ver las llamas como subían a los cielos sentado lo más tranquilo en la torre de Mecenas.

Después de tal catástrofe mandó a construir un palacio gigantesco que lo llamó “Palacio de Oro”. Para poder hacer frente a los gastos de tal edificación despojó a los ciudadanos libres, a todos los pueblos aliados al suyo y a todas las provincias conquistadas, es decir, a todo lo que tenía a su alcance.

Los ricos de Roma, que temían por sus fortunas, prepararon un plan para deshacerse de este hombre cuya ambición no tenía fin. El filosofo Séneca, el poeta Lucano y el cónsul electo Plaucio Luterano se encontraban a la cabeza de un plan para destituirlo. Su intención era elevar a Calpurnio Pisón, pero descubierto su plan, todos los culpables fueron citados ante Popeyo y Tigelio quienes se esmeraron en agradar al príncipe con las sutilezas de su crueldad.

Un tributo, llamado Subrio Flavio, tuvo valor para decir a Nerón: “Nadie te ha sido más fiel que yo mientras has merecido ser amado; pero te aborrezco desde que te has hecho parricida, cochero, histrión e incendiario”.

Lucano, después de haberse deshonrado con las mayores debilidades, se hizo abrir las venas. Séneca sufrió la misma suerte. Nerón se sirvió de esa conspiración para dar muerte a todos aquellos cuyos bienes ambicionaba o cuyas virtudes detestaba, porque al parecer además de ambicioso era celoso.

Fuente: Curso de Historia Universal – Drioux
Imagen: users.servicios.retecal.es

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